Me gusta la lluvia y aquí no puedo disfrutarla mucho, sin embargo estamos teniendo un invierno atípico y nos está visitando con bastante asiduidad.
El viernes pasado a primera hora de la mañana desde la ventana de mi trabajo la veía y la escuchaba caer.
Encendí el ordenador, entré en el curso de Teleformación sobre bibliotecas escolares casi recién empezado y comencé a leer.
La primera tarea era presentarse en el foro, contar el primer contacto con una biblioteca y recomendar un libro.
Arropada por la cantidad de historias que tenía a mi alcance y el sonido de la lluvia sentí que soy muy muy afortunada.
Yo también quise contar ese primer contacto mio con las bibliotecas, pero ya lo conté el año anterior en ese mismo curso y aunque no lo iban a leer las mismas personas no me apetecía repetirlo.
De repente vino a mi mente mi profesor de inglés de primero de BUP, estaba casado con la profe de lengua y eran toda una "pareja moderna" de aquella época.
Todos los días llegaba cargado con una mochila de libros que esparcía por su mesa y durante unos minutos podíamos cambiar libremente libros sin ningún tipo de exigencia, ni tan siquiera era necesario rellenar una ficha ¿se fiaba totalmente de nosotros!
A veces, si le hacíamos algún comentario sobre algunos de los libros que cogíamos, eso servía de excusa para una pequeña conversación sobre el mismo y nos contaba ideas interesantes sobre los personajes o la época o cosas que nosotros no habíamos sido capaces de ver.
Arropada por el recuerdo de un profesor maravilloso y el sonido de la lluvia sentí que soy muy muy afortunada.
El viernes pasado a primera hora de la mañana desde la ventana de mi trabajo la veía y la escuchaba caer.
Encendí el ordenador, entré en el curso de Teleformación sobre bibliotecas escolares casi recién empezado y comencé a leer.
La primera tarea era presentarse en el foro, contar el primer contacto con una biblioteca y recomendar un libro.
Arropada por la cantidad de historias que tenía a mi alcance y el sonido de la lluvia sentí que soy muy muy afortunada.
Yo también quise contar ese primer contacto mio con las bibliotecas, pero ya lo conté el año anterior en ese mismo curso y aunque no lo iban a leer las mismas personas no me apetecía repetirlo.
De repente vino a mi mente mi profesor de inglés de primero de BUP, estaba casado con la profe de lengua y eran toda una "pareja moderna" de aquella época.
Todos los días llegaba cargado con una mochila de libros que esparcía por su mesa y durante unos minutos podíamos cambiar libremente libros sin ningún tipo de exigencia, ni tan siquiera era necesario rellenar una ficha ¿se fiaba totalmente de nosotros!
A veces, si le hacíamos algún comentario sobre algunos de los libros que cogíamos, eso servía de excusa para una pequeña conversación sobre el mismo y nos contaba ideas interesantes sobre los personajes o la época o cosas que nosotros no habíamos sido capaces de ver.
Arropada por el recuerdo de un profesor maravilloso y el sonido de la lluvia sentí que soy muy muy afortunada.
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