Hoy estoy contenta, el motivo: mi hija ha ganado el primer premio Joven del concurso de Declaraciones de Amor de la concejalía de cultura del ayuntamiento de Roquetas dotado con 200 euros, que le van a permitir reducir el tiempo que le queda para ahorrar para tener su propio ordenador. Así comienza su "carta":
"Es la primera vez que escribo sobre ti. De hecho, es la primera vez que escribo algo en muchos meses. Viniste y de pronto, me bloqueaste las palabras, como todo lo demás. Antes escribía sobre historias que no me pertenecían, hablaba de Romeos de plástico y de amores flojos que ni siquiera me coloreaban de rojo el corazón. Y apareciste tú. Recordándome que la esencia del mundo puede caber en una sola persona. Haciéndome entender que las sonrisas son como los viernes de abril; que tarde o temprano, acaban llegando."
Ha sido genial verle la cara cuando se ha enterado de "su premio", pero sobre todo me alegra pensar que puede ser un impulso para que siga escribiendo.
Siempre ha tenido un don especial para usar las palabras, hablando y escribiendo.
Llevo tiempo pensando que me encantaría que tuviese quien le guiara y le enseñara a mejorar pero en lugar de eso la veo cada vez más hastiada de los arbóreos análisis sintácticos, así que esto espero que la anime a retomar por su cuenta.
Está en la "edad tonta" en la que las puertas cerradas equivalen al foso de un castillo a veces infranqueable, pero que cuando te permite el acceso la ves llena de vida, de ilusiones, de temores, de dudas, de pasiones... ¡Que pena que en los centros educativos salvo honrosas excepciones no se sepa aprovechar esos momentos vitales tan llenos de energía!
Este premio llega cuando llevo unos días siguiendo el debate que ha generado Fernando Trujillo en su blog sobre la creatividad y como abordarla en los centros educativos. Me encanta porque inicia su post diciendo que no va a caer en la tentación de criticar al profesorado pero luego hace un decálogo en el que se contemplan prácticas apenas existencentes en nuestros centros educativos.
En uno de los comentarios, Anibal de la Torre enlaza con una entrada de un blog adolescente "malfico mundo" que tiene "mucha miga" y que describe prácticas que como madre me resultan muy cercanas.
"Todos somos culpables (dice Trujillo) y señalar al profesorado de manera exclusiva es hipocresía o demagogia, aunque, sin duda, es el profesorado quien puede romper este círculo vicioso..."
Yo no sé quien puede romper este circulo vicioso, llevo un tiempo pesimista, tal vez demasiado pesimista, y hoy después de la alborozada alegría de mi hija y la de toda la familia en casa, de nuestras risas, de la vergüenza de ella pensando que tendrá que leerla en público, de la emoción de llamar a a mi madre, a mis hermanas, del momento "madre tonta" contándolo a mis compañeras de trabajo, después de todo eso y ya en soledad me he acordado de Maria Elena y he pensado ¿habrá tenido ella tanta suerte? o habrá podido con ella "la falta de creatividad de la escuela".
No seré yo quien esté segura de conocer al culpable, pero de lo que si estoy segura es de quienes en esta historia son las víctimas.
Carmen, me he emocionado con el inicio del escrito de tu hija, y después con la reflexión sobre la pavimentación de la creatividad que has hecho y yo que también tuve la suerte de conocer a Mª Elena, quiero pensar que habrá podido mantener esa inquietud innata. Un día en el recreo estuvimos observando los nidos que hacían los pájaros y vimos como una mamá pájara rescató a su cria que se había caido. Mª Elena había permanecido en silencio todo el rato sin perder ni un detalle y cuando por fin la madre se llevó al pajarillo dijo: ¡Seño que felices son los pájaros!
ResponderEliminarHubo un momento de silencio en el que todas fuimos conscientes de sus carencias y de su potencial.
Y volviendo al escrito ¿crees que a tu hija le importará que lo edites entero?. Me gustaría un montón.