Se ha celebrado en Granada los días 28 y 29 de mayo el Congreso "Leer para aprender", un congreso organizado desde la Consejería de Educación y en el que durante día y medio hemos podido, escuchar y compartir ideas en torno a la lectura y la escritura (a pesar del título) entre personas muy diversas del ámbito educativo.
El objetivo de estas jornadas ha sido el abrir un proceso de información, reflexión y recogida de sugerencias para la elaboración de una nueva normativa de apoyo a la lectura.
Tuvimos la ocasión de ver (demasiado deprisa) y debatir el documento que la Consejería prepara con la finalidad de mejorar la lectura (¿y la escritura?) en las aulas andaluzas.
Había un gran número de personas cuyos centros pertenecen al Plan LyB y en cuyos centros por lo tanto ya se realizan Proyectos de Lectura y Bibliotecas (vuelve a faltar la palabra escritura).
Era normal por tanto que entre las conclusiones de los grupos de trabajo, que se colgarán próximamente en la página de la Consejería, salieran a reducir algunas de las reivindicaciones de las personas que creen de verdad que las Biliotecas Escolares deben de ser el núcleo central de un centro educativo y que suponen un reconocimiento real de su importancia:
- Unas instalaciones y una dotación digna y propia del siglo XXI.
- Docentes con formación para gestionarlas y con tiempo real para dedicarse a la tarea de coordinación y gestión de las mismas.
Hay muchas más, pero esas son fundamentales. No podemos decir que queremos potenciar la lectura (¿y la escritura?) en Andalucía y tener centros educativos donde no existe el espacio físico para una biblioteca.
De este tipo de eventos yo suelo venir siempre con un sabor agridulce, la parte dulce por supuesto, la pone la gente que lleva y aporta ideas y experiencias interesantes y la posibilidad de saludar compañeras y compañeros lejanos a los que aprecias sobre todo por su calidad profesional, aunque también personal, la parte agria la pone el comprobar que andamos lejos de las soluciones.
Siempre salgo pensando si realmente estos "macroencuentros" valen lo que cuestan, aún dándole la importancia que tiene el poder compartir y salir del nuestro entorno para ver, analizar, reflexionar, compartir, observar, extraer, aprender en definitiva de otros.
No podía ser diferente en este caso, he visto cosas valiosas, pero ninguna de ellas me han resultado novedosas, todas las conocía y sin embargo, si me he traído la seguridad de que estamos muy lejos de entender como se debe leer en las aulas.
No acabamos de vencer ese "halo literario" de la lectura. LEER ES MÁS.
Efectivamente, la literatura, la lectura placentera es maravillosa para quien la siente, al igual que el amor por el arte en cualquiera de sus manifestaciones, pero LEER ES MAS.
LEER en el siglo XXI exige la posibilidad de acceder a la información en infinidad de formatos diversos, la habilidad de analizar y escoger entre multitud de ofertas fantásticas y de otras no siempre válidas, la oportunidad de conversar, colaborar, contrastar con personas de todo el mundo, en todos los idiomas y en todos los temas y ámbitos importantes para nuestra sociedad...,
LEER es contacto, comunicación, ideas, imaginación, conocimiento, desarrollo, creatividad...
En este Congreso he visto algunos (muy pocos) apuntes hacia esa concepción de leer, pero queda tanto camino por recorrer.
¿Estamos los docentes del siglo XXI preparados para enseñar a LEER en el siglo XXI?
De este tipo de eventos yo suelo venir siempre con un sabor agridulce, la parte dulce por supuesto, la pone la gente que lleva y aporta ideas y experiencias interesantes y la posibilidad de saludar compañeras y compañeros lejanos a los que aprecias sobre todo por su calidad profesional, aunque también personal, la parte agria la pone el comprobar que andamos lejos de las soluciones.
Siempre salgo pensando si realmente estos "macroencuentros" valen lo que cuestan, aún dándole la importancia que tiene el poder compartir y salir del nuestro entorno para ver, analizar, reflexionar, compartir, observar, extraer, aprender en definitiva de otros.
No podía ser diferente en este caso, he visto cosas valiosas, pero ninguna de ellas me han resultado novedosas, todas las conocía y sin embargo, si me he traído la seguridad de que estamos muy lejos de entender como se debe leer en las aulas.
No acabamos de vencer ese "halo literario" de la lectura. LEER ES MÁS.
Efectivamente, la literatura, la lectura placentera es maravillosa para quien la siente, al igual que el amor por el arte en cualquiera de sus manifestaciones, pero LEER ES MAS.
LEER en el siglo XXI exige la posibilidad de acceder a la información en infinidad de formatos diversos, la habilidad de analizar y escoger entre multitud de ofertas fantásticas y de otras no siempre válidas, la oportunidad de conversar, colaborar, contrastar con personas de todo el mundo, en todos los idiomas y en todos los temas y ámbitos importantes para nuestra sociedad...,
LEER es contacto, comunicación, ideas, imaginación, conocimiento, desarrollo, creatividad...
En este Congreso he visto algunos (muy pocos) apuntes hacia esa concepción de leer, pero queda tanto camino por recorrer.
¿Estamos los docentes del siglo XXI preparados para enseñar a LEER en el siglo XXI?
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