Si a eso le uno la tarde tan agradable en la buhardilla de mi amiga Mª José, puedo decir un día que no comenzó del todo bien ha acabado siendo un día fantástico.
Teníamos pendiente preparar una comunicación que nos han pedido sobre interculturalidad y hemos echado mano de nuestras carpetas de fotos y experiencias pasadas de forma conjunta en la Mojonera.
De repente nos hemos ido 5 años atrás y hemos vuelto a ver las historias de cientos de personillas que nos cambiaron la existencia.
Fueron años intensos de mucho trabajo, pero sobre todo de mucha creatividad, de mucho compañerismo, de muchas ganas por hacer una escuela mejor.
Ahora ya todas hemos cambiado de colegio y estamos cada una en un lugar diferente, pero como dice Mª José es fantástico ver como ese trabajo se ha ido expandiendo.
Hoy han vuelto a nosotras las voces de colores de nuestras niñas y niños.
Hemos echado la vista atrás y hemos recordado todo lo que aprendimos de cada uno de ellos.
Nos enseñaron a ver la vida de otra manera, a entender que no existe culturas, que existen personas.
Nos sentimos afortunadas de que hayan formado parte de nuestras vidas porque no seríamos las mismas sin cada una de esas personillas.
Realmente hemos vuelto a recordarlo todo en color, esos pasillos llenos de obras de Miró y parejas de niñas y niños de diferentes edades trabajando juntos.
Cabezas unidas en torno a una lectura, escribiendo un texto, leyendo un libro, con toda una paleta de colores de piel, coletas rubias y morenas, pelos anillados y montones de diminutas trencitas.
Teníamos pendiente preparar una comunicación que nos han pedido sobre interculturalidad y hemos echado mano de nuestras carpetas de fotos y experiencias pasadas de forma conjunta en la Mojonera.
De repente nos hemos ido 5 años atrás y hemos vuelto a ver las historias de cientos de personillas que nos cambiaron la existencia.
Fueron años intensos de mucho trabajo, pero sobre todo de mucha creatividad, de mucho compañerismo, de muchas ganas por hacer una escuela mejor.
Ahora ya todas hemos cambiado de colegio y estamos cada una en un lugar diferente, pero como dice Mª José es fantástico ver como ese trabajo se ha ido expandiendo.
Hoy han vuelto a nosotras las voces de colores de nuestras niñas y niños.
Hemos echado la vista atrás y hemos recordado todo lo que aprendimos de cada uno de ellos.
Nos enseñaron a ver la vida de otra manera, a entender que no existe culturas, que existen personas.
Nos sentimos afortunadas de que hayan formado parte de nuestras vidas porque no seríamos las mismas sin cada una de esas personillas.
Realmente hemos vuelto a recordarlo todo en color, esos pasillos llenos de obras de Miró y parejas de niñas y niños de diferentes edades trabajando juntos.
Cabezas unidas en torno a una lectura, escribiendo un texto, leyendo un libro, con toda una paleta de colores de piel, coletas rubias y morenas, pelos anillados y montones de diminutas trencitas.
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