"Estáis en mi porche y en mi club de calceta"
Es el mensaje que envío, primero a mis hermanas, pero después, lo reenvío a todas las mujeres que podrían formar parte de ese club imaginario.
Sentada en un porche, en una hamaca, y leyendo "el club de la calceta", un libro que ya recomendé en mi blog sin haber leído, pero que intuía que me iba a gustar mucho y que tenía pendiente par este verano.
Llegó por fin su momento, ¡que momento!.
En el musical silencio de un pequeño anejo cántabro, sola, con la compañía intermitente de mi hija que contribuye a que el canto el platanero del jardín, sea más dulce, más cercano, más mío.
Llevo un rato con el libro y de repente leo:
"... paso por la puerta que deja atrás la sala de estar para entrar en el dormitorio y veo entonces algo que me encanta. Además de la cama y una mesa hay una mecedora. ¡Una mecedora! justo al lado de la ventana y ahora mismo le está dando la luz..."
No puedo evitar emocionarme y entiendo lo que siente Rebeca.
Me está seduciendo la idea de ese club de calceta y de repente imagino el mío propio, ese lugar, donde ante algo tan sencillo tan antiguo, tan monótono, se puedan ir compartiendo, a la vez que se mueven rítmicamente las agujas, las angustias, los deseos, las esperanzas, los miedos..., la vida.
Y pienso en quién estaría en mi club de calceta y no puedo evitar enviarles un mensaje (benditos móviles, que te permiten tener cerca a la gente que quieres): "estáis en mi porche y en mi club de calceta".
Aún no he acabado el libro, me queda poco y siento que me va a dar pena que termine, está siendo una compañía amable en "mi porche y en mi hamaca".
Tal como lo pintas ..., al menos me admitiréis a tomar un café un ratito.
ResponderEliminarNi la imaginación más generosa, hubiera imaginado tanta belleza, tanta paz...
ResponderEliminarDespués de leerte, cierro los ojos y hasta aquí me llega un trocito.
Gracias!
Apenas sin ver lo que escribo por culpa de las lagrimas que han florecido en mis ojos, solo queria que supieses lo mucho que te quiero.
ResponderEliminarYo de calceta nada, pero el ambiente es tan inspirador que soy capaz de retomar el punto de cruz. Uf, si mi madre me leyera...Que disfrutes
ResponderEliminarFernando, solamente si te atreves con la calceta o como Pepa con cualquier otra labor "femenina".
ResponderEliminarGracias Pepa, el libro me ha ayudado mucho en ese "disfrute".
ResponderEliminar¿Donde están esa mecedora y ese porche?
ResponderEliminarEn Cantabria, en Argomilla de Cayón, pero sobre todo está en mí, ya que si el sitio es precioso se conjugaron un puñado de circunstancias que lo elevaron de estatus.
ResponderEliminar"Mano" te recomiendo el libro, te va a gustar.
Lo pongo en buen lugar en mi lista de espera detrás del catalogo de baños del Leroy Merlin y de las revistas de decoración de terrazas que compra Aran...
ResponderEliminarKsss