Si, ha sido una semana especial, muy intensa de trabajo pero de la que me siento enormemente satisfecha. En ocasiones como esta, me doy cuenta de lo afortunada que soy al disfrutar de mi trabajo, porque me gusta y porque me permite estar rodeada de gente maravillosa.
En muchos momentos de la semana he pensado que tenía cosas que me apetecía compartir con "el mundo" que merecían conocerse y ser contadas. Algunas de ellas ya están contadas pero aún así me encanta ayudar a expandirlas.
No se por dónde empezar, ahora mismo tengo la sensación de llevar conmigo un enorme saco valiosísimo pero desordenado, lleno de cosas para compartir.
Para empezar estos dos últimos días hemos tenido la suerte de estar acompañadas de una de mis brujas favoritas, Myriam Nemirovsky.
El jueves por la tarde disfrutamos de su conferencia en la biblioteca Villaespesa "Leer y escribir en la escuela" y hoy viernes hemos vuelto a contar con ella en "pequeño gran grupo" con las maestras del proceso formativo sobre lengua oral.
He tomado muchísimas notas de temas sobre los que reflexionar, leer, releer, escribir, trabajar, asesorar..., avanzar al fin y al cabo, intentaré compartir algunas de ellas aquí si soy capaz de ordenar un poco el saco y darles forma.
Pero hoy no va a ser, hoy solo me quiero quedar con la parte humana de todo este proceso.
Esta visita de Myriam, tenía para nosotras un carácter muy especial. Ya nos anunció hace un poco de tiempo que a final de este año se jubila. Aunque nosotras sabemos que eso no significa para nada que se desvincule de la educación, de la lectura, de la escritura, de la formación..., de todo aquello que ha representado una parte muy importante de su vida, sí es cierto que hemos sentido la necesidad de aprovecharla mucho, mucho; de escucharla más atentamente que otras veces, si eso es posible, de anotar todas y cada una de sus ideas, sus propuestas, porque sabemos que vamos a tardar un poquito más que en otras ocasiones en tener el lujo de escucharla en directo.
Al acabar la conferencia del jueves seguimos compartiendo un ratito más varias de las maestras que "empezamos" hace diecinueve años a trabajar con ella, a cambiar nuestras concepciones sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura, sobre la educación, sobre que ser maestra..., lo hicimos en torno a una improvisada "mesa redonda" de un bar cercano, acompañando el momento de risas, recuerdos, y alguna que otra lagrimilla traidora que echaba fuera enseguida la genialidad de algunas de las anécdotas que fueron ocupando nuestra mesa.
Myriam en algún momento de la reunión lamentó que ese momento no hubiese quedado registrado. Realmente hubiese sido un gran documento de análisis sobre muchas de las concepciones docentes que hace casi veinte años nos acompañaban.
No puedo recordarlas todas, y aunque pudiese no tendría la frescura que el momento y la compañía le aportaban.
Sin embargo, voy a intentar compartir con vosotros un par de ellas, una que le "robo" a mi compañera Ana y otra mía.
Con Ana nos reímos un montón, Con ella siempre es fácil reírse.
Nos contaba, que en sus primeros años, estaba intentando que su clase de primero de primaria aprendiera a leer, por esas "genialidades" que como maestras se nos ocurrían, decidió que a "Garbancito" le iban a llamar "Pepe" porque ese nombre le ayudaba a trabajar la "p", se tomó la molestia de dibujarlo, en un folio y de ponerle debajo "Pepe".
Leyendo con un niño, primero tapaba la sílaba última y cuando el niño había leído la primera, tapaba ésta, para que leyera la última.
Estos "movimientos de manos" para tapar las diferentes sílabas intentaba hacerlos cada vez más rápido, para que el " pe-----------pe" saliese a mayor velocidad hasta que el niño acabase leyendo "Pepe", cuando considero que lo había conseguido, muy satisfecha del logro y después de respirar hondo como muestra de su profundo contento le preguntó:
.- Muy bien!!!!, ¿que dice entonces?
El niño, sin dudarlo un instante respondió:
.- ¡¡¡¡¡¡Garbancito!!!!!!
Yo recordé a Jose, ese alumno gitano que durante todo primero y después de probar con él dos o tres "métodos de lectoescritura" diferentes, acabó primero de primaria sin saber leer ni escribir.
Fue en segundo cuando tuve la suerte junto con mis compañeras de nivel de escuchar a Myriam y empezar a ensayar "otra manera" de leer y escribir en la escuela y permití que Jose participara junto con el resto de la lectura y escritura de cuentos, y le permití "escribir a su manera", y sus cuentos estuvieron en el mismo libro y al mismo nivel que el de las compañeras y compañeros que ya escribían alfabéticamente.
Cuando acabó segundo Jose casi ni era silábico y no se entendía lo que ponía en el papel, aunque había perdido el miedo a "escribir a su manera" cualquier cosa que se le pidiera, e incluso, aunque nadie se lo pidiera.
Mi compañera de tercero me pidió que además de los informes oficiales le redactara de forma más informal algo sobre cada una de mis criaturas que de alguna manera reflejara aquello que empezábamos a hacer: ¡¡¡escribir textos!!!
Yo apenas dominaba "las etapas de escritura" y por supuesto, estaba en mantillas sobre evaluar desde un enfoque metodológico al que apenas acababa de asomarme.
Fui haciéndolo con relativa facilidad (que ingenua) con todo el grupo. Pero sin ser muy consciente de ello, Jose se me quedó el último. En ese folio en blanco, después de pensar largo rato escribí:
"JOSE"
Pasó otro largo rato en que seguí pensando y al final escribí:
¡¡¡¡¡PUFFFF!!!!!
Pasó el verano, me olvidé de Jose, y disfruté de la playa, de la familia, de las vacaciones..., como seguro que hizo Jose.
Al volver a clase, después del primer día, me dice mi compañera Encarna:
.- Carmen, que "exagerá" eres, Jose sabe leer y escribir.
.- ¡Anda ya! respondí con una carcajada de asombro y por supuesto de total incredulidad.
Entonces me lleva a su aula y me enseña un texto de Jose en el que a pesar de numerosas faltas de ortografía y de palabras juntas, se podía perfectamente entender lo que decía.
La incredulidad del principio, dio paso a una enorme alegría: ¡había aprendido! y una pizca de desencanto conmigo misma, alguien que no era yo, había sido capaz de conseguir que Jose aprendiera a leer y escribir en solo un par de meses.
Al día siguiente me lo encuentro por los pasillos, lo abrazo y le digo:
.- Jose, ¡que bien, ya sabes leer y escribir como los mayores! ¿es que has estado "Anca Gádor"?
(Gádor, era una chica del pueblo que daba clases particulares y quienes iban ,decían siempre : .-Yo voy "anca Gádor", expresión que acabamos adoptando todos en el cole para referirnos a las clases particulares del pueblo)
Jose me contestó muy asombrado:
.- Nooooo maeeeeestra, yo no he ido "anca Gádor".
.- ¿Noooo?, ¿entonces quien te ha enseñado, alguno de tus hermanos mayores?
.- Nooooooooo maeeeeeeestra.
.- Y entonces, Jose ¿quién te ha enseñado?
.- Maeeeeestra, "po yo solo".
Nunca he dejado de recordar a Jose de manera especial, con él comprendí, una de las razones mas importantes por las que merecía la pena el esfuerzo, la incertidumbre y el miedo de cambiar mi forma de enseñar en el aula. Jose marcó un antes y un después en mi relación con otros muchos "Joses" de mi carrera profesional.
Antes de Jose, las niñas y los niños que no aprendían a leer y a escribir, repetían y repetían fichas, lecturas y métodos, mientras que aumentaba su distancia con el resto, su aburrimiento y desencanto por la escuela y mi desesperanza y complejo de culpa por no ser capaz de hacerlo mejor y se me acaban escapando sin haber conseguido que aprendieran.
Después de Jose, empecé a entender que todos sabían cosas de lectura y escritura, y que era yo, quién debía aprender a ver qué cosas sabía cada uno y cómo ayudarles a avanzar desde su punto del camino. Comencé a ver más allá de las letras, más allá de los métodos y mi desencanto y desesperanza dieron paso a un millón de dudas e incertidumbres que me provocaron más ganas de aprender, de compartir, de repensar, de reflexionar, de probar...
En mi aula todas y todos pudieron compartir desde entonces la lectura y la escritura de cuentos, de cómic, de noticias, de notas, de informes...
Pero sobre todo descubrí que los "Joses" no existen, si nosotros no los creamos, que existen las niñas y los niños que con diferentes ritmos de aprendizaje transitan por la escuela con una mochila cargada de ilusiones, de preguntas, de ganas de comerse el mundo y que solo lo podemos ver si les dejamos abrir la mochila.
Os dejo con un maravilloso ejemplo que he podido disfrutar también esta semana de maestro que abre y amplía mochilas, Javi, y una actividad que también podéis ver en su blog y que nos muestra que todas y todos pueden.
En muchos momentos de la semana he pensado que tenía cosas que me apetecía compartir con "el mundo" que merecían conocerse y ser contadas. Algunas de ellas ya están contadas pero aún así me encanta ayudar a expandirlas.
No se por dónde empezar, ahora mismo tengo la sensación de llevar conmigo un enorme saco valiosísimo pero desordenado, lleno de cosas para compartir.
Para empezar estos dos últimos días hemos tenido la suerte de estar acompañadas de una de mis brujas favoritas, Myriam Nemirovsky.
El jueves por la tarde disfrutamos de su conferencia en la biblioteca Villaespesa "Leer y escribir en la escuela" y hoy viernes hemos vuelto a contar con ella en "pequeño gran grupo" con las maestras del proceso formativo sobre lengua oral.
He tomado muchísimas notas de temas sobre los que reflexionar, leer, releer, escribir, trabajar, asesorar..., avanzar al fin y al cabo, intentaré compartir algunas de ellas aquí si soy capaz de ordenar un poco el saco y darles forma.
Pero hoy no va a ser, hoy solo me quiero quedar con la parte humana de todo este proceso.
Esta visita de Myriam, tenía para nosotras un carácter muy especial. Ya nos anunció hace un poco de tiempo que a final de este año se jubila. Aunque nosotras sabemos que eso no significa para nada que se desvincule de la educación, de la lectura, de la escritura, de la formación..., de todo aquello que ha representado una parte muy importante de su vida, sí es cierto que hemos sentido la necesidad de aprovecharla mucho, mucho; de escucharla más atentamente que otras veces, si eso es posible, de anotar todas y cada una de sus ideas, sus propuestas, porque sabemos que vamos a tardar un poquito más que en otras ocasiones en tener el lujo de escucharla en directo.
Al acabar la conferencia del jueves seguimos compartiendo un ratito más varias de las maestras que "empezamos" hace diecinueve años a trabajar con ella, a cambiar nuestras concepciones sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura, sobre la educación, sobre que ser maestra..., lo hicimos en torno a una improvisada "mesa redonda" de un bar cercano, acompañando el momento de risas, recuerdos, y alguna que otra lagrimilla traidora que echaba fuera enseguida la genialidad de algunas de las anécdotas que fueron ocupando nuestra mesa.
Myriam en algún momento de la reunión lamentó que ese momento no hubiese quedado registrado. Realmente hubiese sido un gran documento de análisis sobre muchas de las concepciones docentes que hace casi veinte años nos acompañaban.
No puedo recordarlas todas, y aunque pudiese no tendría la frescura que el momento y la compañía le aportaban.
Sin embargo, voy a intentar compartir con vosotros un par de ellas, una que le "robo" a mi compañera Ana y otra mía.
Con Ana nos reímos un montón, Con ella siempre es fácil reírse.
Nos contaba, que en sus primeros años, estaba intentando que su clase de primero de primaria aprendiera a leer, por esas "genialidades" que como maestras se nos ocurrían, decidió que a "Garbancito" le iban a llamar "Pepe" porque ese nombre le ayudaba a trabajar la "p", se tomó la molestia de dibujarlo, en un folio y de ponerle debajo "Pepe".
Leyendo con un niño, primero tapaba la sílaba última y cuando el niño había leído la primera, tapaba ésta, para que leyera la última.
Estos "movimientos de manos" para tapar las diferentes sílabas intentaba hacerlos cada vez más rápido, para que el " pe-----------pe" saliese a mayor velocidad hasta que el niño acabase leyendo "Pepe", cuando considero que lo había conseguido, muy satisfecha del logro y después de respirar hondo como muestra de su profundo contento le preguntó:
.- Muy bien!!!!, ¿que dice entonces?
El niño, sin dudarlo un instante respondió:
.- ¡¡¡¡¡¡Garbancito!!!!!!
Yo recordé a Jose, ese alumno gitano que durante todo primero y después de probar con él dos o tres "métodos de lectoescritura" diferentes, acabó primero de primaria sin saber leer ni escribir.
Fue en segundo cuando tuve la suerte junto con mis compañeras de nivel de escuchar a Myriam y empezar a ensayar "otra manera" de leer y escribir en la escuela y permití que Jose participara junto con el resto de la lectura y escritura de cuentos, y le permití "escribir a su manera", y sus cuentos estuvieron en el mismo libro y al mismo nivel que el de las compañeras y compañeros que ya escribían alfabéticamente.
Cuando acabó segundo Jose casi ni era silábico y no se entendía lo que ponía en el papel, aunque había perdido el miedo a "escribir a su manera" cualquier cosa que se le pidiera, e incluso, aunque nadie se lo pidiera.
Mi compañera de tercero me pidió que además de los informes oficiales le redactara de forma más informal algo sobre cada una de mis criaturas que de alguna manera reflejara aquello que empezábamos a hacer: ¡¡¡escribir textos!!!
Yo apenas dominaba "las etapas de escritura" y por supuesto, estaba en mantillas sobre evaluar desde un enfoque metodológico al que apenas acababa de asomarme.
Fui haciéndolo con relativa facilidad (que ingenua) con todo el grupo. Pero sin ser muy consciente de ello, Jose se me quedó el último. En ese folio en blanco, después de pensar largo rato escribí:
"JOSE"
Pasó otro largo rato en que seguí pensando y al final escribí:
¡¡¡¡¡PUFFFF!!!!!
Pasó el verano, me olvidé de Jose, y disfruté de la playa, de la familia, de las vacaciones..., como seguro que hizo Jose.
Al volver a clase, después del primer día, me dice mi compañera Encarna:
.- Carmen, que "exagerá" eres, Jose sabe leer y escribir.
.- ¡Anda ya! respondí con una carcajada de asombro y por supuesto de total incredulidad.
Entonces me lleva a su aula y me enseña un texto de Jose en el que a pesar de numerosas faltas de ortografía y de palabras juntas, se podía perfectamente entender lo que decía.
La incredulidad del principio, dio paso a una enorme alegría: ¡había aprendido! y una pizca de desencanto conmigo misma, alguien que no era yo, había sido capaz de conseguir que Jose aprendiera a leer y escribir en solo un par de meses.
Al día siguiente me lo encuentro por los pasillos, lo abrazo y le digo:
.- Jose, ¡que bien, ya sabes leer y escribir como los mayores! ¿es que has estado "Anca Gádor"?
(Gádor, era una chica del pueblo que daba clases particulares y quienes iban ,decían siempre : .-Yo voy "anca Gádor", expresión que acabamos adoptando todos en el cole para referirnos a las clases particulares del pueblo)
Jose me contestó muy asombrado:
.- Nooooo maeeeeestra, yo no he ido "anca Gádor".
.- ¿Noooo?, ¿entonces quien te ha enseñado, alguno de tus hermanos mayores?
.- Nooooooooo maeeeeeeestra.
.- Y entonces, Jose ¿quién te ha enseñado?
.- Maeeeeestra, "po yo solo".
Nunca he dejado de recordar a Jose de manera especial, con él comprendí, una de las razones mas importantes por las que merecía la pena el esfuerzo, la incertidumbre y el miedo de cambiar mi forma de enseñar en el aula. Jose marcó un antes y un después en mi relación con otros muchos "Joses" de mi carrera profesional.
Antes de Jose, las niñas y los niños que no aprendían a leer y a escribir, repetían y repetían fichas, lecturas y métodos, mientras que aumentaba su distancia con el resto, su aburrimiento y desencanto por la escuela y mi desesperanza y complejo de culpa por no ser capaz de hacerlo mejor y se me acaban escapando sin haber conseguido que aprendieran.
Después de Jose, empecé a entender que todos sabían cosas de lectura y escritura, y que era yo, quién debía aprender a ver qué cosas sabía cada uno y cómo ayudarles a avanzar desde su punto del camino. Comencé a ver más allá de las letras, más allá de los métodos y mi desencanto y desesperanza dieron paso a un millón de dudas e incertidumbres que me provocaron más ganas de aprender, de compartir, de repensar, de reflexionar, de probar...
En mi aula todas y todos pudieron compartir desde entonces la lectura y la escritura de cuentos, de cómic, de noticias, de notas, de informes...
Pero sobre todo descubrí que los "Joses" no existen, si nosotros no los creamos, que existen las niñas y los niños que con diferentes ritmos de aprendizaje transitan por la escuela con una mochila cargada de ilusiones, de preguntas, de ganas de comerse el mundo y que solo lo podemos ver si les dejamos abrir la mochila.
Os dejo con un maravilloso ejemplo que he podido disfrutar también esta semana de maestro que abre y amplía mochilas, Javi, y una actividad que también podéis ver en su blog y que nos muestra que todas y todos pueden.
¡Muchas gracias por poner el link al blog y lo de las mochilas (jeje)! ¡Menuda semanita has tenido! ¡Qué suerte!
ResponderEliminarEs un lujo MAESTRO, conocerte, visitar tu blog y leer y escuchar lo que haces.
ResponderEliminar¡Y eso que solo estás empezando!
Cada vez estoy más seguro que otra escuela es posible. Gracias por compartir tus experiencias que son parte de tu tiempo.
ResponderEliminarPues sí, a mi también me pasa cada vez más lo mismo, debe de ser porque estoy rodeada de gente estupenda que cree en la educación y lucha por conseguir esa escuela.
ResponderEliminarGracias Jacinto, por pasar por aquí y regalarme un comentario
Gracias, muchísimas gracias. Emocina leer a gente como tú, convencida de lo que hace. Además me has animado mucho: llevo un tiempo "pegándome" con la lecto y un niño así que estoy un poco desesperada. Pero recordaré: "a poquito..."
ResponderEliminarUn abrazo
Me dan ganas de estudiar para maestra cuando te leo... No puedo decir más.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir esta parte de lo que eres.
Un abrazo,
María
CARMEN!!!!
ResponderEliminarEres un lujo como persona, como compañera,como....siempre me emociona leerte, porque hablas desde dentro, y eso siempre llega.
Yo he compartido contigo parte de estos dos días tan intensos y parte de estos últimos años, en ese pequeño grupo de maestras, que a la vez es tan grande lo que aprendemos unas de otras.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
HAN SIDO UNOS DÍAS ÚNICOS
Carmen cada vez que te leo las emociones me invaden. Se me ponen a flor de piel.
ResponderEliminarPara mí también han sido unos días muy especiales; han girado en torno a nuestra querida Myriam a la que he tenido la suerte de disfrutrar en muchas ocasiones y compartirla, últimamente, con vosotras. Eso también es un lujo, estar con vosotras.
¡¡Creo que somos afortunadas!!
Un abrazo
Bienvenida Cris, me encanta tu blog que también rebosa ganas de mejorar esta profesion nuestra tan dificil pero tan fantástica a la vez.
ResponderEliminarsi quieres dejar de "pelearte con la lectoescritura" lee "sobre el lenguaje escrito y temas aledaños" y a partir de ahí empezarás a cambiar conceptos sobre leer y escribir.
Empezar a trabajar desde un enfoque socioconstructivista la lectura y la escritura realmente cambió mi vida profesional, saber cómo aprenden a leer las niñas y los niños, qué hipótesis tienen sobre el lenguaje y cómo van construyéndolo, ha sido uno de los aprendizajes más fantásticos de mi vida y que me ha abierto a todo un mundo de posibilidades.
Por otro lado, ver cómo a través de la lectura y la escritura de textos de uso social mis criaturas se iban apropiando del lenguaje y mejorándolo en muchos otros aspectos además del aprendizaje de "las letras", me ha permitido cambiar lo que pasaba en mi aula, abrirla al mundo y aprender yo muchísimo junto al grupo.
Te animo sin duda a que te acerques a este enfoque metodológico.
Gracias María, cada vez más me gusta esto de las tecnologías que permite ampliar el horizonte de la amistad, incluso entre las personas que aún no conoces.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
Carmen, Sofía, por supuesto que somos afortunada s.
ResponderEliminarYo se lo digo muchísimo a mis hijas, he tenido la enorme suerte de que me gusta mi trabajo, de que cuanto mas años llevo más me gusta y más ganas de trabajar tengo y sobre todo de conocer personas, sobre todo mujeres, que les ocurre lo mismo y que comparten su conocimiento conmigo.
El viernes fue un regalo en todos los sentidos, cada vez estoy mas orgullosa del trabajo que estáis haciendo y cómo ya os digo mucho hay que contarlo más.
besotes.
Gracias Borja, realmente esto de los blogs es fantástico para compartir ideas y conocer gente estupenda.
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