Llevamos tanto esperando, que casi me
parece mentira que realmente vaya a suceder hoy.
18 años!!!!!!!!!!!!!!!!
Cuantas ganas tenías de ser mayor, de
ser libre, de poder decidir...
Cuantas bromas sobre que cumplir
dieciocho, en lo único que te cambia la vida, es que ya te pueden
llevar a la cárcel.
Pero así, sin más, hoy cuando te
levantes para la sociedad ya serás una persona “adulta” con
capacidad para decidir sobre tu vida.
Y para mí, eres tan
pequeña!!!!!!!!!!!!!!!
He pensado mucho estos días, en todo
este tiempo que se nos queda atrás y que voy a echar mucho más de
menos cuando el curso que viene, si te vas fuera, se quede tu
habitación vacía.
Y me han venido a la mente tus pelillos
rubios de niña traviesa que ya apuntaba ese sexto sentido que
siempre has tenido para engatusar.
Tus preguntas continuas ¿mamá a que
soy guapa? Y yo siempre te contestaba (como hará cada madre,
supongo) ¡¡¡la más guapa del mundo!!!
Estas últimas noches al acostarme he
agradecido que fueseis tan tardonas en aprender a dormiros solas,
porque me habéis regalado infinidad de conversaciones divertidas y
profundas, como nuestras eternas charlas sobre la muerte y el más
allá, sobre la fe, sobre tantas y tantas preguntas que no os
cansabais de hacer, o esos cuentos que me inventaba una noche y que
pedíais con insistencia que volviera a recordar y que nos hacían
acabar riendo a carcajada limpia.
Me parece mentira haber dejado ya atrás
esos años volcánicos de tu adolescencia, donde nos hemos paseado en
una eterna montaña rusa en la que muchas veces me has dicho que eres
como yo, casi siempre como medio para defenderte de mis regaños,
pero ni te imaginas lo orgullosa que yo me sentía de que te
identificaras conmigo, aunque fuera en los malos momentos.
Me emociona cuando ahora vuelves a
meterte en la cama conmigo y conversamos como dos amigas que
cotillean de cosas “privadas”.
Me emociona saber que me necesitas, a
pesar de desear con todas mis fuerzas que nunca me necesites.
Me emociona poder sacar una sonrisa de
ti en los momentos tristes en los que no dejas que nadie entre en tu
territorio.
Me emociona pensar que he sido capaz de
regalarte al mundo y solo espero que el mundo sepa agradecérmelo
ayudándote a encontrar la llave de la felicidad.