Como lo prometido es deuda y como además mi amiga Ana me lo reclama, sigo con los dictados.
El dictado puede ser y es una actividad comunicativa y que puede adquirir sentido dentro del aula.
Actividades como la de escribir una nota, apuntar datos, tomar notas..., son momentos perfectos para la realización del dictado como práctica educativa.
En la actividad de dictar hay una persona que lee o crea y por otro lado una que escribe, el docente puede ser una de esas dos personas, o ninguna y lo que se consigue en cada uno de los casos es igualmente interesante.
Uno de los casos más sencillos de dictado es el de escribir una nota a las familias para pedir algún tipo de material, o convocar una reunión, o alguna otra información que queramos hacerles llegar.
En ese caso, la elaboración previa de la nota también nos ha servido como excusa para la elaboración de una actividad de escritura colectiva o en parejas.
Cuando lo que queremos escribir está por fin bien redactado podemos fotocopiarlo, copiarlo o dictarlo a toda la clase para llevarlo a casa.
Cuando nos hemos decidido por el dictado lo leemos al ritmo que necesitan y después como es un texto que va a salir fuera debemos asegurarnos que está bien escrito, que se entiende, que no tiene faltas de ortografía.
Todo ello sin el objetivo de calificar, ni de penalizar los errores, sino aprendiendo que cuando lo que escribimos va a ser leído por otros debemos de cuidar esta escritura, sobre todo, por la necesidad de que, el que lo recibe, entienda de forma correcta lo que queremos comunicar.
A las niñas y niños la tarea de corrección les ha servido para reflexionar sobre los aspectos en los que tiene que tener cuidado para próximas ocasiones y a nosotras para tomar notas sobre los problemas que se suelen producir en cada uno de ellos y a los que deberemos prestar atención y ayudar a mejorar en próximas tareas de escritura.
Algunos de los errores son más o menos colectivos y hemos tomado nota para incidir en ellos en otras tareas grupales de escritura y otros, son más particulares y los hemos abordado en momentos de trabajo individual con el alumnado o en grupos más pequeños.
Otra opción, es pasar la nota al ordenador para imprimirla, mandarla por correo electrónico e incluso subirla al blog de clase.
En cualquiera de estos casos la tarea la podemos convertir en un dictado en pareja, en el que alguien lee la nota, mientras que otra persona la escribe.
En estos casos quien lee hace también la "revisión" del texto escrito y avisa a su compañera o compañero cuando se equivoca o comete un error para que lo corrija.
No trabajamos una regla ortográfica concreta, ni un tipo de sílabas, se trabaja todo y se observa y anotan las dificultades que no son siempre las que se empeña el curriculum en señalar.
Por último, por ahora reiterar que la escritura es una herramienta que nos sirve para expresar lo que sentimos o lo que conocemos o pensamos, que sirve para opinar, solicitar, emocionar, divertir, comunicar...
Tareas todas ellas muy complejas y demasiado importantes como para que perdamos el tiempo en dictados sin sentido y sin ningún valor educativo.
El dictado puede ser y es una actividad comunicativa y que puede adquirir sentido dentro del aula.
Actividades como la de escribir una nota, apuntar datos, tomar notas..., son momentos perfectos para la realización del dictado como práctica educativa.
En la actividad de dictar hay una persona que lee o crea y por otro lado una que escribe, el docente puede ser una de esas dos personas, o ninguna y lo que se consigue en cada uno de los casos es igualmente interesante.
Uno de los casos más sencillos de dictado es el de escribir una nota a las familias para pedir algún tipo de material, o convocar una reunión, o alguna otra información que queramos hacerles llegar.
En ese caso, la elaboración previa de la nota también nos ha servido como excusa para la elaboración de una actividad de escritura colectiva o en parejas.
Cuando lo que queremos escribir está por fin bien redactado podemos fotocopiarlo, copiarlo o dictarlo a toda la clase para llevarlo a casa.
Cuando nos hemos decidido por el dictado lo leemos al ritmo que necesitan y después como es un texto que va a salir fuera debemos asegurarnos que está bien escrito, que se entiende, que no tiene faltas de ortografía.
Todo ello sin el objetivo de calificar, ni de penalizar los errores, sino aprendiendo que cuando lo que escribimos va a ser leído por otros debemos de cuidar esta escritura, sobre todo, por la necesidad de que, el que lo recibe, entienda de forma correcta lo que queremos comunicar.
A las niñas y niños la tarea de corrección les ha servido para reflexionar sobre los aspectos en los que tiene que tener cuidado para próximas ocasiones y a nosotras para tomar notas sobre los problemas que se suelen producir en cada uno de ellos y a los que deberemos prestar atención y ayudar a mejorar en próximas tareas de escritura.
Algunos de los errores son más o menos colectivos y hemos tomado nota para incidir en ellos en otras tareas grupales de escritura y otros, son más particulares y los hemos abordado en momentos de trabajo individual con el alumnado o en grupos más pequeños.
Otra opción, es pasar la nota al ordenador para imprimirla, mandarla por correo electrónico e incluso subirla al blog de clase.
En cualquiera de estos casos la tarea la podemos convertir en un dictado en pareja, en el que alguien lee la nota, mientras que otra persona la escribe.
En estos casos quien lee hace también la "revisión" del texto escrito y avisa a su compañera o compañero cuando se equivoca o comete un error para que lo corrija.
No trabajamos una regla ortográfica concreta, ni un tipo de sílabas, se trabaja todo y se observa y anotan las dificultades que no son siempre las que se empeña el curriculum en señalar.
Por último, por ahora reiterar que la escritura es una herramienta que nos sirve para expresar lo que sentimos o lo que conocemos o pensamos, que sirve para opinar, solicitar, emocionar, divertir, comunicar...
Tareas todas ellas muy complejas y demasiado importantes como para que perdamos el tiempo en dictados sin sentido y sin ningún valor educativo.
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