Hoy ha comenzado el XI Simposio internacional de Didáctica de la lengua y la literatura, al que estoy teniendo la ocasión de asistir.
Durante el día lo mejor sin duda ha sido la conferencia de Fernando Trujillo sobre competencia lingüística.
Sin duda es un magnifico comunicador con el que además comparto gran parte de su discurso.
Sin embargo ha comenzado con una especie de gracieta o broma que refleja un sentir cada vez mas generalizado y ya casi empieza a producirme un tremendo hastío y una tremenda impotencia.
Nos ha comentado que él recomienda a muchas personas que imparten docencia en infantil que entren al aula con el libro que están leyendo y lean algún párrafo y lo comenten con el alumnado, en primaria también y ahí ha hecho un pequeño movimiento de cabeza ¿? y en secundaria, después de un silencio y una sonrisa ha comentado..., en secundaria, si pueden entrar...
Es un buen consejo en cualquier etapa educativa, yo ya lo escuché hace muchos años de boca de Myriam Nemirovsky, que lo proponía cómo un modo de que nuestras criaturas nos vieran como verdaderos lectores, supiesen lo que leemos y les trasmitiésemos un modelo de persona lectora que opina, aconseja, argumenta en torno a los libros.
Es un buen consejo pedir a nuestros docentes que compartan sus lecturas con el alumnado. Estas lecturas pueden ser, desde la novela que estamos leyendo, hasta la noticia del periódico que nos ha impactado, pasando por las lecturas profesionales que hacemos.
Las niñas y niños responden maravillosamente ante este pequeño gesto y surgen cosas como que ellas y ellos traen sus libros también, te preguntan sobre lo que les cuentas, aconsejan en sus familias tus lecturas...
Es una actividad interesante que presupone un docente lector, un lector de lecturas diversas, un profesional preocupado por mejorar y convencido de que la lectura puede mejorar la competencia profesional...
Por suerte existe ese tipo de personas, docentes que siempre pueden entrar, que desean entrar, que entran no solo en el aula sino también en las vidas de sus criaturas, tal vez no son mayoría, no salen en los telediarios, pero por suerte para todos existen y tal vez deberíamos hablar más de ellas.
Durante el día lo mejor sin duda ha sido la conferencia de Fernando Trujillo sobre competencia lingüística.
Sin duda es un magnifico comunicador con el que además comparto gran parte de su discurso.
Sin embargo ha comenzado con una especie de gracieta o broma que refleja un sentir cada vez mas generalizado y ya casi empieza a producirme un tremendo hastío y una tremenda impotencia.
Nos ha comentado que él recomienda a muchas personas que imparten docencia en infantil que entren al aula con el libro que están leyendo y lean algún párrafo y lo comenten con el alumnado, en primaria también y ahí ha hecho un pequeño movimiento de cabeza ¿? y en secundaria, después de un silencio y una sonrisa ha comentado..., en secundaria, si pueden entrar...
Es un buen consejo en cualquier etapa educativa, yo ya lo escuché hace muchos años de boca de Myriam Nemirovsky, que lo proponía cómo un modo de que nuestras criaturas nos vieran como verdaderos lectores, supiesen lo que leemos y les trasmitiésemos un modelo de persona lectora que opina, aconseja, argumenta en torno a los libros.
Es un buen consejo pedir a nuestros docentes que compartan sus lecturas con el alumnado. Estas lecturas pueden ser, desde la novela que estamos leyendo, hasta la noticia del periódico que nos ha impactado, pasando por las lecturas profesionales que hacemos.
Las niñas y niños responden maravillosamente ante este pequeño gesto y surgen cosas como que ellas y ellos traen sus libros también, te preguntan sobre lo que les cuentas, aconsejan en sus familias tus lecturas...
Es una actividad interesante que presupone un docente lector, un lector de lecturas diversas, un profesional preocupado por mejorar y convencido de que la lectura puede mejorar la competencia profesional...
Por suerte existe ese tipo de personas, docentes que siempre pueden entrar, que desean entrar, que entran no solo en el aula sino también en las vidas de sus criaturas, tal vez no son mayoría, no salen en los telediarios, pero por suerte para todos existen y tal vez deberíamos hablar más de ellas.
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