viernes, febrero 17, 2012

La cercanía de lo utópico

Hace unas semanas leía en facebook que Fernando Trujillo nos invitaba a escribir sobre las bondades de los Centros de Profesorado, ahora que andan desapareciendo por las comunidades de desgobierno de la escuela pública.
Se me acaba el tiempo como asesora, es mi último año en el CEP y el curso que viene vuelvo a la realidad del aula. Me dejo muchas cosas fantásticas, ocho años de mi vida profesional y también personal, porque es imposible desligar una cosa de la otra, sobre todo, si el trabajo está relacionado con las vidas de otras personas, con el crecimiento humano de la gente que te rodea.
Pero si tuviese que defender el buen hacer de los Centros de profesorado no sabría exactamente por donde empezar y por supuesto necesitaría varias entradas, pero sobre todo, una de las  cosas mejores que yo le debo a la asesoría ha sido el contacto con aulas maravillosas, aulas con maestras y maestros que están convencidos de que la educación puede cambiar la sociedad, que educar es algo muy muy importante y serio y que hay que estar en constante aprendizaje para mejorar la práctica diaria.
Casi siempre las mejores formaciones no son multitudinarias y en muchas ocasiones el asesoramiento individual es tan emocionante y valioso como unas superjornadas con mucha gente.
Por eso, hoy me apetece compartir una actividad de una maestra embarcada en varios procesos formativos, deseosa de que su alumnado, en un barrio de nivel sociocultural muy muy bajo, aprenda rápido a leer y escribir.
Además de estar participando en dos grupos de formación, nos pide constantemente, lecturas, consejos y nos invita a ir a su clase, a cuestionarle lo que hace, a decirle cómo hacerlo mejor... ¡es genial como persona y como maestra! y anda descubriendo un modo nuevo de trabajar que interese a su alumnado, algo cansado ya a su corta edad, de escuela y aprendizajes llenos de fracasos.
El jueves pasado asistí a una actividad en su aula que me emocionó tremendamente, una "simple" reunión de madres y padres.
Los había citado a las 11 de la mañana, la clase estaba en penumbra con las sillas situadas delante de una pantalla preparada para ver un vídeo.
El vídeo comenzaba con la frase siguiente " os vamos a mostrar un poco de nuestro trabajo diario" y en diez o quince minutos explicaba a unas madres y dos padres complacidos y superatentos un nuevo modo de trabajar, los diferentes proyectos que habían investigado, como leían, escribían y exponían sus hijas e hijos y acababa con un primer plano precioso de cada uno de los niños y las niñas del aula.
Al acabar las madres y los padres emocionados pedían por favor que les hiciese copia del vídeo tan bonito que había preparado y con sus criaturas continuaron hablando sobre las cosas tan interesantes que habían visto en el vídeo.
Algún que otro niño cogía de la mano a la madre para enseñarle un trabajo o leía uno de los libros de la biblioteca de aula que más le gustaba para mostrar su destreza con la lectura.
Por último, una mesa con un pequeño desayuno fue la escusa para charlar entre todos de manera informal sobre lo fantásticos trabajos que hacen, sobre lo mucho que están aprendiendo, sobre lo bien que se lo pasan en el aula.
Un pequeño encuentro lleno de miradas cómplices, sonrisas, y algún que otro apretón cariñoso en el brazo.
La actividad en sí es muy sencilla, a la vez que muy educativa, pero sobre todo, tiene un valor tremendo por el entorno, un entorno en el que lo normal es escuchar que no se puede hacer nada, que a las familias no les importa la escuela, que no se preocupan por la educación de sus criaturas, que las niñas y los niños no quieren aprender...
Me emocionó enormemente verme rodeada de horizontes, de madres y algún que otro padre con los ojos iluminados porque una maestra joven estaba hablándoles de posibilidades que ellas y ellos se notaba que nunca han tenido.
Ese tipo de cosas nunca las he visto en docentes que no creen en la formación, por eso creo que los Centros del Profesorado son imprescindibles, es más, creo que si los desgobiernos nos llevasen a su desaparición donde aún sobreviven, muchas maestras y muchos maestros encontraremos el modo y el lugar para continuar mientras lleguen tiempos mejores.