¿Cómo debe de ser la formación del profesorado? ¿Cuales son los modelos formativos que ayudan a mejorar la practica del aula? ¿Qué tipos de procesos formativos ayudan a producir realmente innovación ?
La respuesta (como casi siempre en el terreno educativo) no es única ni absoluta. Hay diferentes modos y maneras de abordar la formación del profesorado y todas ellas tienen sus luces y sus sombras.
Pero creo que deben de estar siempre inmersas en un proceso de análisis y reflexión sobre la propia práctica docente.
Si no ponemos en entredicho lo que hacemos, si no nos alejamos para vernos desde fuera, si no nos sometemos a una observación compartida y crítica difícilmente se producirá ese proceso de mejora constante de nuestra práctica.
Tenemos demasiadas experiencias en nuestra "mochila educativa" que nos filtran la realidad y no nos dejan ver todas sus caras. Compartiendo con otras personas lo que hacemos, vamos a ser capaces de hacer consciente toda esa carga a menudo equivocada que portamos a nuestras espaldas.
Hoy ha sido uno de esos días en que hemos podido compartir y "poner en cuarentena" nuestras ideas y como siempre además de rico ha sido divertido. Ha sido en una nueva sesión de nuestro proceso formativo "Érase una vez..., proceso formativo en torno a la escritura".
Teníamos una tarea de la sesión anterior:
"Planificar una secuencia didáctica con un tipo de texto, en la que diseñáramos actividades para trabajar propiedades del tipo de texto y paralelamente propiedades del sistema de escritura"
Hoy retomábamos la tarea para compartir y comentar las dificultades en diseñar cada tipo de actividades.
Sería demasiado largo contar aquí todas las reflexiones a las que ha dado lugar la puesta en común que han sido muchas y muy interesantes.
Pero sí hay una, que me parece significativa:¡hemos empezado comprobando cómo ante una misma consigna cada persona ha realizado una trabajo diferente!
La respuesta (como casi siempre en el terreno educativo) no es única ni absoluta. Hay diferentes modos y maneras de abordar la formación del profesorado y todas ellas tienen sus luces y sus sombras.
Pero creo que deben de estar siempre inmersas en un proceso de análisis y reflexión sobre la propia práctica docente.
Si no ponemos en entredicho lo que hacemos, si no nos alejamos para vernos desde fuera, si no nos sometemos a una observación compartida y crítica difícilmente se producirá ese proceso de mejora constante de nuestra práctica.
Tenemos demasiadas experiencias en nuestra "mochila educativa" que nos filtran la realidad y no nos dejan ver todas sus caras. Compartiendo con otras personas lo que hacemos, vamos a ser capaces de hacer consciente toda esa carga a menudo equivocada que portamos a nuestras espaldas.
Hoy ha sido uno de esos días en que hemos podido compartir y "poner en cuarentena" nuestras ideas y como siempre además de rico ha sido divertido. Ha sido en una nueva sesión de nuestro proceso formativo "Érase una vez..., proceso formativo en torno a la escritura".
Teníamos una tarea de la sesión anterior:
"Planificar una secuencia didáctica con un tipo de texto, en la que diseñáramos actividades para trabajar propiedades del tipo de texto y paralelamente propiedades del sistema de escritura"
Hoy retomábamos la tarea para compartir y comentar las dificultades en diseñar cada tipo de actividades.
Sería demasiado largo contar aquí todas las reflexiones a las que ha dado lugar la puesta en común que han sido muchas y muy interesantes.
Pero sí hay una, que me parece significativa:¡hemos empezado comprobando cómo ante una misma consigna cada persona ha realizado una trabajo diferente!
Algunas han planificado la actividad, otras han pensado sobre que texto iban a trabajar pero no se han atrevido a planificar porque tenían muchas "preguntas en el aire" y otras directamente han realizado la actividad sin planificarla.
Este tipo de situaciones nos ayuda también a mirar a nuestro alumnado desde otra perspectiva: "no es que sean torpes cuando no entienden cómo hacer algo, no es que no tengan una buena comprensión oral, no se trata de que no tengan ganas de trabajar..."
¡Les ocurre igual que a nosotros! que son diferentes en conocimientos, en experiencias, en situaciones emocionales, en valentía... y esa diferencia les hace actuar de maneras diversas.
Lo importante es analizar qué han hecho y sobre todo, ¿por qué lo han hecho? y eso nos ayudará a entender dónde podemos ayudar.
Eso es lo que hemos hecho en nuestro grupo y al final todas las personas que estábamos allí hemos salido reforzadas y enriquecidas con el trabajo del resto.
Quienes no habían hecho nada salían con las ideas más o menos claras de por dónde empezar, quienes habían planificado iban a cambiar cosas gracias a la perspectiva que les habían aportado las personas que directamente habían realizado la actividad y quienes habían “corrido mucho” habían visto la ventaja de planificar para no dejarse cosas en el tintero.
Todas las experiencias han sido válidas y nos han ayudado a crecer.
Si eso es tan fácil con los adultos, si somos capaces de respetar las diferencias y aprender de ellas ¿por qué no concederles a nuestras niñas y niños ese mismo derecho?
Este tipo de situaciones nos ayuda también a mirar a nuestro alumnado desde otra perspectiva: "no es que sean torpes cuando no entienden cómo hacer algo, no es que no tengan una buena comprensión oral, no se trata de que no tengan ganas de trabajar..."
¡Les ocurre igual que a nosotros! que son diferentes en conocimientos, en experiencias, en situaciones emocionales, en valentía... y esa diferencia les hace actuar de maneras diversas.
Lo importante es analizar qué han hecho y sobre todo, ¿por qué lo han hecho? y eso nos ayudará a entender dónde podemos ayudar.
Eso es lo que hemos hecho en nuestro grupo y al final todas las personas que estábamos allí hemos salido reforzadas y enriquecidas con el trabajo del resto.
Quienes no habían hecho nada salían con las ideas más o menos claras de por dónde empezar, quienes habían planificado iban a cambiar cosas gracias a la perspectiva que les habían aportado las personas que directamente habían realizado la actividad y quienes habían “corrido mucho” habían visto la ventaja de planificar para no dejarse cosas en el tintero.
Todas las experiencias han sido válidas y nos han ayudado a crecer.
Si eso es tan fácil con los adultos, si somos capaces de respetar las diferencias y aprender de ellas ¿por qué no concederles a nuestras niñas y niños ese mismo derecho?
2 comentarios:
Es probable que si pasáramos un tiempo sistemático, periódico, frecuente, formándonos, lograramos bien entender lo que pasa por la cabeza de los estudiantes. Creo que formar profesorado es lo más difícil que he hecho en mi vida. Mucho más que formar alumnado.
Y creo que tienes toda la razón del mundo. Necesitamos comprender el proceso antes de ponernos como locos con las herramientas.
Yo tengo la suerte de vivir en directo cada una de las sesiones de este proceso formativo y como con los niñ@s en el aula, también con los docentes, en sesiones como esta, aprendemos y nos enriquecemos todos. Comparto con JL la dificultad que entraña el enseñar al profesorado a avanzar en su practica diaria. Y me quedo con la frase de Carmen "Lo importante es analizar qué han hecho y sobre todo, ¿por qué lo han hecho? y eso nos ayudará a entender dónde podemos ayudar."
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