miércoles, febrero 26, 2020

Violetera y ¿evaluadora?




No se porqué pero anda por ahí un duende que me roba el tiempo y cada día que pasa se me hace más corto y me faltan horas para todo lo que me gustaría hacer, por ejemplo, escribir en este lugar: Mi primer blog. El primer sitio donde me atreví a escribir sobre lo que hacía o pensaba de la educación y soltarlo al mundo, con la ilusión de que a alguien le importara lo que yo andaba haciendo, aprendiendo o experimentando.
Ahora voy por mi tercer blog de aula, las redes me enredan y me meto en cualquier sarao que esté relacionado con aprender a enseñar mejor, y tengo casi abandonada esta mi primera criatura, acabo de ver que no pasaba por aquí desde hace casi un año.
Pero hoy he necesitado pasar de nuevo por este lugar donde esparcir mis zarandajas, para compartir un momento de emoción precioso.
Y es que, que alguien te presente en una sesión de formación frente a docentes de un cole con la lectura de un libro es, en sí, un regalo, que el libro lo haya elegido pensando en ti, emocionante, que añada que la historia preciosa de "maestra violetera" te define ¡maravilloso! y que a la seño del cuento le acudan pajaritos a jugar con el pelo cuando trama algo, eso..., eso..., eso es tener una sensibilidad inmensa, que por supuesto se le añade ser una maestra genial, una asesora fantástica y una de las mejores personas que he conocido. Sin duda, Mari Carmen Díaz  forma parte de mi elenco de brujas favoritas.
Y después de esa presentación tan bonita y emotiva, yo tenía que emprender una sesión de formación sobre evaluación.
¡Anda bonica, al toro!
No se porqué al final ese "temica" me acaba tocando a mí. y siempre me digo que no lo voy a aceptar más y siempre acabo cayendo.
Evaluación, cuando la gente en realidad quiere que le expliques como calificar algo tan complicado como procesos de aprendizaje complejos que  son difíciles de controlar, observar, medir..., porque sienten que tanto la administración como las familias les presionan para que midan con exactitud, con justicia, con total y total objetividad y con posibilidad absoluta de justificación de todos los detalles de esa "nota". ¡Ahí es ná! como si eso fuera posible.
Que sí, que están todas las listas de control, las escalas de estimación y las maravillosas rúbricas y que al final sacar una nota es lo más fácil de hacer cuando le coges el ritmillo y si te vas a la herramienta de Séneca te sale hasta con los decimales en la centena. Eso en realidad podrá dejar tranquila a la administración que hará porcentajes y escalas y comparará con otros colegios y otros pueblos y otros países y nos dirá que tenemos que esforzarnos más y formarnos mejor . También  a las familias que si son altas sentirán orgullo y felicidad y si son bajas buscarán academias o pasaran horas y horas de tareas de apoyo en casa o acabarán asumiendo que el niño "no sirve pa los estudios"
Pero como decía el Principito:



Y la realidad es que lo que nos quita el sueño a la mayoría de docentes que estamos con niñas y niños cada día es cómo y qué hacer para lograr que nuestro alumnado aprenda más y mejor y si además lo hace feliz, sintiendo orgullo por su crecimiento personal, eso ya es "lo más de lo más". No queremos números, queremos soluciones.
Y sí, algunas pasan por mejorar nuestro trabajo o nuestra formación, pero también y absolutamente no menos importante, por bajar ratios, aportar recursos, aumentar profesorado y mejorar infraestructuras.
Evaluar es saber que en las aulas de infantil sería imprescindible que hubiese menos niñas y niños y al menos dos docentes.
Evaluar es aumentar el profesorado de apoyo en lugar de disminuirle las horas y dedicarlo solo a sustituir bajas.
Evaluar es saber que para aprender en un mundo digital los centros deben de tener dotación informática  y personal técnico que atienda esas herramientas.
Evaluar es saber que nuestro alumnado necesita pasar más horas de calidad con su familia y que la conciliación familiar no pasa por convertir los colegios en guarderías 12 horas al día, sino en conseguir horarios razonables en los trabajos de todo el mundo y sueldos dignos.
Evaluar es saber que los centros tienen que tener patios que sean espacios de aprendizaje y no solo cemento o pistas deportivas.
Evaluar es saber que es necesario respetar la profesión docente y valorarla porque tiene en sus manos el futuro de nuestra sociedad.
Y cuando te das cuenta que toda esa evaluación le importa a la mayoría de los responsables un pimiento, lo que te queda es seguir sonriendo y abrazando a la chiquillería a la vez que intentas  dividir cada día en veintitantos pedacitos para saber a quien tienes que abrazar porque viene triste, calmar a quien viene enfadado, ensayar la lectura con quien lee despacio para que pueda leerla con éxito, buscar ideas para no poner techo a quienes van más allá de lo que las paredes de la escuela le dan, entender a quienes son creativos y no se ajustan a propuestas cerradas, organizar materiales diferentes para grupos diferentes porque no todos demandan lo mismo...
¿Y a todo eso que nota le ponemos?







AUTORA: Paqui Loli Tellado
ILUSTRADOR: José Ángel Jáimez


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