El
viernes pasado hicimos nuestra primera tutorización con la clase de
5 años, ellos han crecido y nosotros también, ya en tercero nos
atrevemos con todo.
La
verdad es que la actividad salió preciosa como podéis ver en
nuestro blog de aula "Gnomitos y gnomitas"
Pero
lo mejor de todo fue comprobar como las cosas que al principio nos
costaban más, ahora ya van rodadas.
Empezamos
con lecturas tutorizadas, pero después hemos seguido con actividades
en el huerto y esta última en la que les hemos adentrado en el mundo
de la papiroflexia.
Desde
el inicio de la andadura de nuestro cole tuvimos claro que no
queríamos un centro cerrado, sino que deseábamos romper los muros y
construir un centro abierto al mundo.
¡Romper
los muros! que expresión tan necesaria para oxigenar nuestras
prácticas educativas. Podemos y debemos romper los muros que alejan
a los centros educativos de la vida real, compartir con familias, con
otros centros, con instituciones cercanas...
Y
en ello andamos, colaboramos con los centros cercanos, con el IES,
con las familias, con la radio local...
Pero
sin ir tan lejos, tenemos una manera muy interesante de romper muros
y es olvidarnos de que el alumnado de un mismo curso solo puede
aprender con los de su edad, porque el aprendizaje que se produce
cuando las niñas y niños de diferentes edades trabajan de forma
conjunta es tan rico e interesante que merece la pena romper
horarios, estructuras, cambiar espacios y planificar actividades en
las que puedan aprender juntos.
La
tutoría entre iguales es una manera de aprendizaje colaborativo en
la que la unidad es una pareja en la que uno de los miembros ejerce
el rol de enseñante y el otro el de aprendiz y juntos trabajan para
conseguir un objetivo común.
Podemos
usar esta estrategia dentro del aula y es una herramienta bastante
potente de atención a la diversidad, sobre todo, si nos preocupamos
de que todos puedan ejercer ambos roles en algún momento, de forma,
que no siempre quienes enseñan sean las mismas niñas y los mismos
niños y toda la clase tenga también la ocasión de ser quienes
aprenden.
Pero
cuando la tutoría entre iguales sale del aula y mezcla criaturas de
diferentes edades el resultado es muy interesante, ya que permite
mejorar los aprendizajes escolares de ambos grupos, pero también
produce mejoras en las relaciones dentro de los centros educativos.
En
los más pequeños se producen mejores aprendizajes gracias a la
ayuda del tutor o tutora que le ofrece una ayuda personalizada y
ajustada; pero, quienes
ejercen la función de tutorizar también aprenden con esta
actividad. La preparación previa de lo que van a enseñar les obliga
a una revisión de lo que saben y no solamente a nivel de contenidos
o de conocimiento de las actividades a realizar, sino dando un paso
más allá y reconstruyendo su conocimiento, buscando modos y
estrategias para enseñarlo a otra persona y reelaborándolo para
ajustarlo a alguien que tiene menos edad y por lo tanto puede tener
mayores dificultades en esos aprendizajes.
También
está el como aprenden a entender el papel de su maestra o de su
maestro y se acercan de forma empática a nuestro trabajo para
entender como no siempre nos resulta fácil llegar a que nos
entiendan:
.-
"Maestra no me hace caso"
.-
Bueno tendremos que buscar la manera de conseguirlo ¿no?
Es
imprescindible que como docentes nos atrevamos cada vez más a
utilizar las interacciones del alumnado como una herramienta eficaz
del aprendizaje y vayamos rompiendo el mito del silencio, del trabajo
individual, del "no te copies". Este tipo de experiencias
nos enseñan la potencialidad de nuestro alumnado cuando el trabajo
es interesante y realmente importante.
Necesitamos
cambiar nuestro rol docente, necesitamos repensar las actividades de
nuestras aulas y convertirnos en creadores de situaciones en las que
el alumnado en cooperación con otros aprenda.
No
es una práctica nueva y podemos encontrar ejemplos muy interesantes
como "El
programa leemos en pareja" Una estudio llevado a cabo en
varios centros educativos en el que se muestra como este tipo de
prácticas mejoran de manera clara los resultados del aprendizaje.
Sin
embargo y lo que me parece más importante, aunque nunca lo evalúan
las grandes pruebas nacionales ni internacionales, lo que realmente
mejoran son las habilidades sociales:La comprensión de los demás y
la empatía, el conocimiento mutuo, la capacidad de resolución de
conflictos, y el conocimiento de si mismos y su autocontrol.
Aumentan
las conductas de ayuda, consuelo y apoyo a los demás en espacios no
reglados y disminuyen los conflictos.
Creo
que por todo eso merece la pena que nos animemos a que este tipo de
actividades sea algo habitual en nuestros centros.
2 comentarios:
Qué bueno Carmen: romper muros, abrir puertas, dejar espacio, liberar tiempos... cuánto más sencillo podría ser el enseñar-aprender para todos los implicados en el proceso.
Gracias Lucía, por pasar un ratito, todo sería más sencillo desde luego!!!!!!!!!!
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