domingo, octubre 04, 2015

Tutoría entre iguales


El viernes pasado hicimos nuestra primera tutorización con la clase de 5 años, ellos han crecido y nosotros también, ya en tercero nos atrevemos con todo.
La verdad es que la actividad salió preciosa como podéis ver en nuestro blog de aula "Gnomitos y gnomitas"
Pero lo mejor de todo fue comprobar como las cosas que al principio nos costaban más, ahora ya van rodadas.
Empezamos con lecturas tutorizadas, pero después hemos seguido con actividades en el huerto y esta última en la que les hemos adentrado en el mundo de la papiroflexia.
Desde el inicio de la andadura de nuestro cole tuvimos claro que no queríamos un centro cerrado, sino que deseábamos romper los muros y construir un centro abierto al mundo.
¡Romper los muros! que expresión tan necesaria para oxigenar nuestras prácticas educativas. Podemos y debemos romper los muros que alejan a los centros educativos de la vida real, compartir con familias, con otros centros, con instituciones cercanas...
Y en ello andamos, colaboramos con los centros cercanos, con el IES, con las familias, con la radio local...
Pero sin ir tan lejos, tenemos una manera muy interesante de romper muros y es olvidarnos de que el alumnado de un mismo curso solo puede aprender con los de su edad, porque el aprendizaje que se produce cuando las niñas y niños de diferentes edades trabajan de forma conjunta es tan rico e interesante que merece la pena romper horarios, estructuras, cambiar espacios y planificar actividades en las que puedan aprender juntos.
La tutoría entre iguales es una manera de aprendizaje colaborativo en la que la unidad es una pareja en la que uno de los miembros ejerce el rol de enseñante y el otro el de aprendiz y juntos trabajan para conseguir un objetivo común.
Podemos usar esta estrategia dentro del aula y es una herramienta bastante potente de atención a la diversidad, sobre todo, si nos preocupamos de que todos puedan ejercer ambos roles en algún momento, de forma, que no siempre quienes enseñan sean las mismas niñas y los mismos niños y toda la clase tenga también la ocasión de ser quienes aprenden.
Pero cuando la tutoría entre iguales sale del aula y mezcla criaturas de diferentes edades el resultado es muy interesante, ya que permite mejorar los aprendizajes escolares de ambos grupos, pero también produce mejoras en las relaciones dentro de los centros educativos.
En los más pequeños se producen mejores aprendizajes gracias a la ayuda del tutor o tutora que le ofrece una ayuda personalizada y ajustada; pero, quienes ejercen la función de tutorizar también aprenden con esta actividad. La preparación previa de lo que van a enseñar les obliga a una revisión de lo que saben y no solamente a nivel de contenidos o de conocimiento de las actividades a realizar, sino dando un paso más allá y reconstruyendo su conocimiento, buscando modos y estrategias para enseñarlo a otra persona y reelaborándolo para ajustarlo a alguien que tiene menos edad y por lo tanto puede tener mayores dificultades en esos aprendizajes.
También está el como aprenden a entender el papel de su maestra o de su maestro y se acercan de forma empática a nuestro trabajo para entender como no siempre nos resulta fácil llegar a que nos entiendan:
.- "Maestra no me hace caso"
.- Bueno tendremos que buscar la manera de conseguirlo ¿no?


Es imprescindible que como docentes nos atrevamos cada vez más a utilizar las interacciones del alumnado como una herramienta eficaz del aprendizaje y vayamos rompiendo el mito del silencio, del trabajo individual, del "no te copies". Este tipo de experiencias nos enseñan la potencialidad de nuestro alumnado cuando el trabajo es interesante y realmente importante.
Necesitamos cambiar nuestro rol docente, necesitamos repensar las actividades de nuestras aulas y convertirnos en creadores de situaciones en las que el alumnado en cooperación con otros aprenda.
No es una práctica nueva y podemos encontrar ejemplos muy interesantes como "El programa leemos en pareja" Una estudio llevado a cabo en varios centros educativos en el que se muestra como este tipo de prácticas mejoran de manera clara los resultados del aprendizaje.
Sin embargo y lo que me parece más importante, aunque nunca lo evalúan las grandes pruebas nacionales ni internacionales, lo que realmente mejoran son las habilidades sociales:La comprensión de los demás y la empatía, el conocimiento mutuo, la capacidad de resolución de conflictos, y el conocimiento de si mismos y su autocontrol.
Aumentan las conductas de ayuda, consuelo y apoyo a los demás en espacios no reglados y disminuyen los conflictos.
Creo que por todo eso merece la pena que nos animemos a que este tipo de actividades sea algo habitual en nuestros centros.



2 comentarios:

Lucía dijo...

Qué bueno Carmen: romper muros, abrir puertas, dejar espacio, liberar tiempos... cuánto más sencillo podría ser el enseñar-aprender para todos los implicados en el proceso.

Carmen Cañabate dijo...

Gracias Lucía, por pasar un ratito, todo sería más sencillo desde luego!!!!!!!!!!