viernes, septiembre 02, 2016

Comenzamos ¡¡¡Yupi!!!!


Andaba yo pensando que para el comienzo de curso tocaba dejar alguna reflexión aquí en este lugar y mientras andaba yo pensando sobre qué o cómo, me llegó el post de @xarxatic "el día del buenismo educativo".
He recordado cuando viajaba con otras compañeras al cole hace ya algunos (muchos) años y el uno de septiembre al montarme en el coche, mi saludo era:
.- ¡¡¡¡Que ganas tenía de que empezara el curso!!!!
Ellas siempre se reían de mi y alucinaban con semejante dislate, pero en aquel momento de mi vida, volver al tajo representaba para mi el retomar una vida rutinaria, ordenada tranquila, la cercanía del otoño...
Ya me he curado de aquel saludo y ahora no podría repetirlo, ahora..., podría continuar algún tiempo más de vacaciones...
Aunque he de reconocer que me apetece mucho volver a la rutina del curso, abrazar a mis criaturas, que las tardes se acorten y que llegue el fresco, por favor, ¡¡¡¡¡¡que llegue el fresco!!!!!!!
El fresco, si, porque aquí en Almería lo del frio, ya es como que pasa de largo.
Pero hasta que llegue "el fresco" la vuelta es dura, 
El colegio todo el verano cerrado es un auténtico horno, en el que no llegas a tostarte gracias al sudor que no te abandona a lo largo de toda la mañana y, a que, para no morir deshidratada, vas acarreando una superbotella de agua a todos lados.
Después de los primeros saludos, el primer claustro informal con la presentación del personal nuevo, te animas a abrir la puerta de tu clase y ¡¡¡zassss!!! alguien le dio al termostato y subió aún unos grados la temperatura. Te tiras como loca a las ventanas, las abres y te vas a la clase de enfrente para hacer lo mismo por si corre aire. Al menos que corra el aire ya que tú no puedes salir corriendo y descubres como es el método de asado de tu horno cuando no pones el grill y solo dejas el ventilador.
Por fin te adentras y observas, dejaste los armarios un poco separados para que se acordaran de barrer por detrás, pero nadie ha barrido... 
Antes de poner las cosas en la mesa buscas algo con lo que limpiar un poco el polvo, observas que los cristales aún dejan pasar la luz a pesar de llevar más de un año ¿dos? sin que nadie los limpie y toses y toses y bebes agua para pasar el calor y tragar el polvo.
Entonces preguntas y te dicen que este curso solo hay una persona para limpiar el colegio antes de que empiece el curso y a lo largo de toda la semana, o sea, que con suerte acabará para cuando vengan las criaturas y te preguntas porque nadie piensa que las maestras y los maestros también nos gusta trabajar en un sitio limpio.
También te preguntas por las condiciones laborales de la persona que anda limpiando "el horno" allá al fondo del pasillo y de repente te sientes hasta afortunada y vuelves a beber agua para arrastrar la pena, pasar el calor y tragar el polvo.
Vuelves a tu clase, ya te han dicho que viene un niño nuevo, y vas pensando en el chiste ese de las mujeres que le tocan a cada hombre y el hombre que dice ¿quién se ha quedado con las mías? pero al revés, nosotros nos estamos quedando con las criaturas de alguien...
Bueno, al tajo y te pones con las "propuestas de mejora" del curso anterior que no llegaste a escribir en los papeles, esas del día a día y te acuerdas que el rincón del arte estaba demasiado pegado a uno de los grupos y eso generaba problemas de paso para unos e incordiaba el trabajo de otros, así que te sientas un momento a repasar mentalmente como conseguir más espacio..., donde no hay espacio y con un niño más con su mesa y su silla.
Y claro..., reorganizar el espacio..., requiere..., mover las mesas..., mover las sillas..., mover los armarios..., reubicar los materiales...
Bebes agua, vuelves a beber agua, haces un croquis mental de lo que quieres y decides que mejor te subes la escoba porque a saber cuando te toca que barran detrás de los armarios y ya si eso, tú te los colocas.
Barres el polvo y la multitud de pececillos de plata que huyen despavoridos de la escoba y tras un rato de barrer, arrastrar, empujar, recolocar, sudar, beber..., miras y parece que has conseguido una pizca más de espacio.
Pero sigues rodeada de polvo y ventanas de cristal marrón que cierras porque se ha acabado la mañana.
Aún queda un poco de agua y te la bebes para que arramble con la rabia.
Te sientas un momento...
Respiras despacio...


Me encanta mi trabajo, tengo la suerte de disfrutar con lo que hago, tengo montones de proyectos nuevos y un deseo enormede recibir uno de nuestros abrazos mágicos.
Sonrío mucho yo sola acordándome de las carillas de mis peques en distintas situaciones, momentos..., me encanta contar a todo el mundo como son de inteligentes, su capacidad creativa, sus ocurrencias...
Creo que soy rica y muy, muy afortunada porque no disfruto menos con mi trabajo que con mis vacaciones, aunque ambos me gustan...
Pero sueño en que tal vez, algún día, alguien piense que merecemos unas condiciones de trabajo dignas y, lo que es más importante, que nuestra zagalería las necesita mucho más, mientras tanto, coincido con Jordi en que, al menos, hasta que llegue "el fresco" se está mucho mejor "con las chanclas y las olas meciendo los pies".




4 comentarios:

Mercedes R. dijo...

! Como me ha gustado !!!! Yo me identifico pero solo este mes que el 30 me jubilo ... Con mi botellines de agua 😉👍

Carmen Cañabate dijo...

Ayyyy Mercedes que suerte y que pena, que la escuela necesita muchas maestras como tú!!!!!!!!!!

Ana Jerez dijo...

Muyyyyy bueno. Que suerte tenerte

Ana Jerez dijo...

Muyyyyy bueno. Que suerte tenerte