domingo, agosto 30, 2009

Pócimas de brujas


Las brujas tienen una estrecha relación con las recetas a través de sus pócimas mágicas. No podemos pensar en hacer un trabajo sobre las brujas en el que no estén presentes sus brebajes para hechizar, sus pócimas mágicas para curar, un sin fin de mejunjes que forman parte indispensable de la vida de las brujas.
Por lo tanto, una buena excusa para trabajar la receta de cocina como ejemplo de texto prescriptivo es hacer un estudio de estos potingues .
Eso fue lo que hicimos en nuestra clase de tercero de primaria después de haber acabado de trabajar una secuencia didáctica sobre los cuentos de brujas.
Los textos prescriptivos nos sirven para indicar a otras personas los pasos necesarios para llevar a cabo una acción, son textos muy cercanos a nuestra vida cotidiana y de los que podemos encontrar multitud de ejemplos para tener presentes en nuestra biblioteca de aula.
Pensando en cómo acabar la secuencia didáctica de una manera impactante para los niños se me ocurrió la siguiente secuencia de actividades:
1. Nos llegó "misteriosamente" una carta de una bruja en la que se nos hacía saber que estaban muy enfadadas con nosotros por haber osado escribir sobre ellas y nos retaban a una serie de pruebas si queríamos librarnos de su maleficio. La primera prueba era encontrar “la pócima preferida” por la confederación superior de las brujas del gorro negro (las brujas llaman pócimas a lo que los humanos llamamos batidos)
2. Cuando ya habíamos conseguido alrededor de unas treinta o cuarenta recetas de batidos diferentes, nos llegó otra carta de Brushelda con la segunda prueba, que consistía en que debíamos hacernos todos un disfraz de brujas o brujos y seguir buscando batidos. Por supuesto, nos pusimos enseguida a trabajar para tener nuestros disfraces a punto.
3. Al poco tiempo Brushelda volvió a ponerse en contacto con nosotros para comunicarnos que habíamos encontrado la pócima mágica “El batido de chocolate con yoghurt” y nos pedía que celebráramos “LA FIESTA DE LAS BRUJAS” todos vestidos con nuestros disfraces y que preparásemos la pócima, durante la fiesta nos pondrían a prueba por última vez y sólo si éramos capaces de superar todas las pruebas nos libraríamos de sus maleficios.
4. Pues nos pusimos manos a la obra y elaboramos una lista con la cantidad de cosas que necesitábamos comprar e hicimos un cálculo aproximado de lo que tendríamos que aportar cada uno. Una representación de niños fue con la maestra a comprar todo a un supermercado cercano. 5. Por fin llegó el día esperado, el secretario del colegio nos trajo otra carta que nos planteaba una pregunta y una pista sobre dónde encontrar una segunda pregunta. Así fuimos encontrándo más que tuvimos que ir resolviendo en diferentes lugares del cole, con nuestros disfraces puestos. Estaban escondidas en la biblioteca, la clase de música, los aseos, en la pista deportiva y por último en el patio.
6.-Al final, no aparecieron las brujas pero nos hicieron llegar un mensaje en el que nos libraban de todo maleficio por haber superado las pruebas y nos nombraban “valerosos escritores de cuentos encantados”Como ellas no aparecieron nosotros subimos a clase a tomarnos la pócima de las brujas que no sabemos si realmente será mágica pero estaba bueníiiisima.

martes, agosto 25, 2009

El verano y las lecturas.

Llevo varios veranos con poco tiempo para leer literatura, pero creo, espero, que este sea el último que me ocurre.
De todos modos este verano tiene algo de especial y es que he podido disfrutar de una hija bebedora de libros después de unos años de relativa sequía, lo que nos ha servido para entablar pequeñas e interesantes tertulias literarias.
La trasgresión de las normas, por ejemplo, con lo grave que puede ser en el instituto no escribir de manera correcta, descubrir que Saramago utiliza los signos de puntuación como le da la gana no deja de tener su gracia, y sin embargo lo entendemos y lo disfrutamos.
Ella es un poco rebelde por naturaleza, acentuada esta rebeldía por la terrible adolescencia, de repente ha sentido la necesidad también de escribir mucho, para poder algún día permitirse el lujo de transgredir normas, ¡me encantaría que llegase a poder hacerlo!
Me parece tan alucinante que alguien sea capaz de escribir algo y conseguir emocionar o intrigar o apasionar a montones de personas en la distancia.