Calpurnia pág.34
Este libro se lo regaló mi hermana Ana a mi hija Irene hace ya algún tiempo con una dedicatoria preciosa:
"Desde las primeras páginas del libro, Calpurnia me recordó a tí:
Perspicaz.
Hábil con la palabra.
Abogada de causas perdidas.
De audaz imaginación.
Luchadora.
Sensible.
Y supe sin duda alguna que Calpurnia solo podía terminar en tus manos...
Te quiero. Ana
Para mí, si un libro o una película que mi hermana Ana recomienda es una apuesta segura de que, no solo lo voy a disfrutar, sino que también va a conseguir emocionarme, por eso en varias ocasiones he animado a Irene a que lo leyese, aunque con poco éxito por mi parte, debido tal vez a la competencia desleal de internet y otras rutinas adolescentes. (Esto merecería otra entrada)
Así que este verano ha estado entre mis lecturas obligadas para compensar un poco, el abandono al que la pobre Calpurnia estaba siendo sometida por parte de mi hija Irene.
Como no podía ser de otra manera, el libro me ha encantado. Como dice en su contraportada:
"Una lectura obligada para todas las edades. Una protagonista para recordar"
Es asombroso todo lo que podemos encontrar en un libro aunque no esté escrito con tinta, la de ideas, pensamientos, reflexiones que esta novela nos puede llegar a proporcionar .
Para empezar, todo un mundo de personajes interesantes, incluso esos que aparecen solo un poquito y luego desaparecen silenciosos. Pero sobre todo, el abuelo y Calpurnia, dos seres que consiguen llenar mutuamente esos espacios incomprendidos y solitarios de los diferentes, esos paisajes de soledad cuya riqueza reside en transitarlos y disfrutarlos cuando consigues evadirte del mundo, que forman todo un universo en el que nadie puede imponer normas, ni decirte esto es lo que debes hacer o pensar y donde la diferencia se convierte en riqueza, espacios es los que es el resto de mundo el que no sabe..., no comprende...
Esos espacios remotos y apasionantes que se vuelven mucho más emocionantes, si encuentras un alma gemela con quien compartirlos algunos instantes.
El abuelo representa ese momento de la vida en el que algunas personas afortunadas descubren lo que verdaderamente es importante, ese tiempo en el que los convencionalismos, las normas, las ideas, pasan el filtro de lo que realmente necesitas para ser feliz, para vivir en paz y en el que algunas personas han conseguido un mundo interior tan rico, tan apasionante que pueden vivir acompañados y estar maravillosamente aislados. Un abuelo aparentemente huraño, solitario, dueño de una inmensa biblioteca y de un laboratorio en el que nadie se atreve a entrar.
Y una niña con la necesidad de descubrir el mundo, en un espacio y en un tiempo que no son los suyos y que tiene la suerte de colarse en ese otro universo del abuelo en el que descubre lo que realmente le emociona, pero por el que solo puede transitar a ratos y casi a escondidas y en el que pronto descubre que no le van a dejar quedarse mucho tiempo, sin más razones, que la existencia de leyes y convencionalismos absurdos que limitan la libertad de ser y de pensar de las personas, sobre todo, si además tienen la desgracia de ser mujeres.
Calpurnia va descubriendo, sin entenderlo, que ser mujer le impide vivir como quiere, decidir lo que ser. Elegir se convierte en un verbo que ella no puede conjugar y está dispuesta a luchar por cambiarlo, pero también va descubriendo lo difícil que eso le va a resultar y cómo va perdiendo poco a poco la batalla.
Cada capítulo del libro empieza con una cita de "El origen de las especies", este libro del genial Darwin tiene un especial protagonismo a lo largo de una historia que nos descubre a través de los distintos personajes otra evolución de un espacio más corto de tiempo: la evolución de la vida. El transcurrir lento de la inocencia hasta descubrir el mundo, el turbulento mundo de la adolescencia intentando romper con todo y abrir nuevos cauces, la resignación del paso del adulto por el mundo, rápido, sin mucho tiempo para pensar y dejándose llevar por el cauce labrado tras siglos de discurrir de otras aguas y al final el descubrimiento del sentido de hacia donde vamos y la contemplación serena del final donde a veces el cauce se ensancha y permite salir por lugares diversos en los que este final ya no representa una amenaza, sino una promesa de remanso y paz.
También es un libro de "pequeños detalles", un libro que nos muestra que las personas necesitamos sentirnos importantes, necesitamos que se valore lo que hacemos y de qué modo un pequeño gesto de alguien que nos reconoce, nos ilusiona y nos vuelve más amables, más serviciales, más atentos: el fotógrafo, el cartero, la cocinera o el hermano menor son pequeños ejemplos.
Vemos también la evolución de Calpurnia como observadora, con la ayuda del abuelo aprende a mirar la naturaleza a prestar atención a los detalles, a ver con otros ojos, a mirar lo pequeño a encontrar lo que otros no ven y eso lo traslada también a su vida, a su entorno, a las personas que le rodean.
Nuestra protagonista también aprende a preguntar sobre el mundo, a cuestionarse sobre todo y a hipotetizar y avanzar posibles soluciones y cuanto más avanza, las preguntas que le surgen son más complejas, más rebuscadas, pero también sorprendentemente ella está más capacitada para darles respuesta.
También me encantaría comentar el final, pero me lo reservo para cuando hayáis ledo el libro y lo comentamos en privado ¿os parece?
Cada capítulo del libro empieza con una cita de "El origen de las especies", este libro del genial Darwin tiene un especial protagonismo a lo largo de una historia que nos descubre a través de los distintos personajes otra evolución de un espacio más corto de tiempo: la evolución de la vida. El transcurrir lento de la inocencia hasta descubrir el mundo, el turbulento mundo de la adolescencia intentando romper con todo y abrir nuevos cauces, la resignación del paso del adulto por el mundo, rápido, sin mucho tiempo para pensar y dejándose llevar por el cauce labrado tras siglos de discurrir de otras aguas y al final el descubrimiento del sentido de hacia donde vamos y la contemplación serena del final donde a veces el cauce se ensancha y permite salir por lugares diversos en los que este final ya no representa una amenaza, sino una promesa de remanso y paz.
También es un libro de "pequeños detalles", un libro que nos muestra que las personas necesitamos sentirnos importantes, necesitamos que se valore lo que hacemos y de qué modo un pequeño gesto de alguien que nos reconoce, nos ilusiona y nos vuelve más amables, más serviciales, más atentos: el fotógrafo, el cartero, la cocinera o el hermano menor son pequeños ejemplos.
Vemos también la evolución de Calpurnia como observadora, con la ayuda del abuelo aprende a mirar la naturaleza a prestar atención a los detalles, a ver con otros ojos, a mirar lo pequeño a encontrar lo que otros no ven y eso lo traslada también a su vida, a su entorno, a las personas que le rodean.
Nuestra protagonista también aprende a preguntar sobre el mundo, a cuestionarse sobre todo y a hipotetizar y avanzar posibles soluciones y cuanto más avanza, las preguntas que le surgen son más complejas, más rebuscadas, pero también sorprendentemente ella está más capacitada para darles respuesta.
También me encantaría comentar el final, pero me lo reservo para cuando hayáis ledo el libro y lo comentamos en privado ¿os parece?
4 comentarios:
Me has convencido, tomaré nota para mí y mis hijas.
seguro que os va a gustar!!
¿Qué te digo, que no sepas?. Sé que nada, así que cuando termines de leer este comentario, olvida las palabras y quédate la emoción que intentan contener mis ojos, sin mucho éxito...
De entre todas las Calpurnias que conozco tú eres una de las más fieles al personaje, y has sabido mantener la niña y su deseo imperioso de ser como quieres ser, sin dejar que nada ni nadie te lo impida.
Besotes.
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