Andamos
comenzando el curso y luchando con las temperaturas y las malas
noticias de un comienzo de curso especialmente duro para la escuela
pública: recortes, aumentos de ratios, falta de recursos,
temperaturas en las aulas que sobrepasan los 30º...
Entre
todo eso, siempre queda lugar para la esperanza y merece la pena el
esfuerzo y la lucha dentro y fuera de las aulas.
Pero
la lucha de dentro, tiene muchas recompensas en ocasiones
sorprendentes y mágicas.
Hoy
ha ocurrido en mi aula una de esas cosas pequeñas que lo mismo para
mucha gente pueden resultar tontas e insignificantes pero que a mi me
tienen todo el día con una sonrisa algo bobalicona.
Los
primeros días son siempre un poco locos mientras acabamos
organizando material, programaciones...
Además
hoy, teníamos muchas cosas por hacer distintas y eso siempre origina
un poco de caos.
Teníamos
pendiente el libro regalo de cumpleaños de Vanessa en el que cada
compi la dibuja y la describe, estamos haciendo con Taxedo nubes de
palabras donde cada uno pone veinte palabras que describan como es y
luego elige la forma que quiere darle a la nube, tenemos que acabar
las entrevistas que vamos a hacer a diversas personas del centro,
estrenábamos sesión de lectura en silencio en la biblioteca del
centro y teníamos trabajo por rincones a última hora.
En
toda esa maraña de criaturas que acababan una actividad y pasaban a
otra “a su ritmo” he recordado que no tenía música preparada
para la relajación después del recreo.
Rápidamente,
mientras salían al patio, me he ido a youtube y no sé muy bien
como, porque yo andaba buscando otra cosa, me ha salido un vídeo de
Frank Sinatra y su “My way” y con eso me he quedado para no
perder mucho tiempo.
Al
entrar, he puesto la música y me he sentado a relajarme yo también
con los ojos cerrados.
Sonaba
genial en medio del silencio del aula.
De
repente he escuchado una vocecilla traviesa que rompía el encanto
del momento:
-
“Seño”
Por
supuesto, la he ignorado totalmente y he continuado con los ojos
cerrados, pero, segundos después he escuchado otra que decía:
-
“Seño”
Yo
muy metida en mi propia relajación he seguido haciendo oídos
sordos, pero claro, ya andaba notando yo que esas vocecillas habían
desconcentrado al resto, cuando ya escucho una voz algo más elevada:
-
Carlos está llorando.
He
abierto los ojos y me he encontrado con un “Carlillos” totalmente
emocionado con la música que estaba escuchando.
-
¡Han roto un momento mágico! ¿verdad Carlos?
Algunos
para disculparse han vuelto a repetir:
- Es
que estaba llorando.
Rubén
entonces ha dicho:
-
Pero es que a veces el llanto es de alegría.
A
muchos otros les había emocionado muchísimo la canción y hemos
estado hablando un rato de la magia de la música y como puede
conseguir hacernos sentir emociones fascinantes.
Algunos
querían que la volviera a poner, pero me he hecho la dura, porque la
relajación ya estaba rota.
Pero,
sin duda, el lunes repetiremos de nuevo con Frank Sinatra y también
he pensado que voy a llevarles la letra en inglés y en español y
tengo la sensación de que “My way” me va a dar mucho juego.
Por
lo pronto, ha conseguido hacerme sonreir toda la tarde!!!!
Decir las cosas que realmente siente
y no las palabras de alguien que se arrodilla.
Mi historia muestra que encajé los golpes,
y lo hice a mi manera.
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