viernes, abril 24, 2020

Paula Mandarina



Y llegó el confinamiento y nos quedamos en casa sin poder salir y fue todo muy muy muy rápido, tan rápido que no nos dio tiempo ni a pensar en lo que estaba pasando.
Pasó el fin de semana entre charlas, dudas, llamadas, comentarios... Llegó el lunes de clase sin clase, de ser maestra sin niñas y niños cerca, de enseñar sin saber cómo y de aprender cómo enseñar.
En medio de tanto sin sentido, hemos ido descubriendo otras facetas de nuestra profesión y otras maneras de hacer.
En mi caso mi mejor recurso están siendo las mamás y los papás que además de acompañar y ayudar a sus criaturas, rebosan buen humor y buena disposición para todo y consiguen contagiarse unas a otras de fuerza, de risas y de esperanza.
Han sido muchos los recursos que se han compartido, que han inundado las redes. A nosotros nos llegó uno fantástico "Paula Mandarina"
Paula Mandarina es una maravillosa cuentacuentos almeriense que ha trabajado con multitud de centros, con ayuntamientos, asociaciones, etc.
Paula es dulce, divertida, soñadora, picaruela... ¿que cómo lo sé? pues porque escuchándola nos deja asomarnos a través de sus ojos y contemplar su fuerza interior, su magia escapa en forma de sonrisa mientras nos traslada al país de los prodigios. 
Mandarina decidió que mientras durase el encierro iba a regalarnos todos los días un cuento y desde su casa, casi cada día, nos recibe en su jardín para transportarnos a través de la literatura a lugares fantásticos, a selvas lejanas, bosques escondidos.
La seguimos a diario y nos está sirviendo como herramienta de trabajo, un recurso que nos enseña a hablar en público, expresión corporal, cuentos y con la que cada semana aderezamos nuestra secuencia didáctica de los cuentos que hemos preparado para este trimestre de clases a través del viento. 
Si un día falta, la echamos de menos y estamos expectantes esperando la siguiente historia.
Ayer fue el Día del Libro y ella nos regaló la leyenda de San Jorge, un relato precioso y que no podía faltar, pero además, nos lo dedicó a nuestro cole Clara Campoamor y en especial a la mamá de Lucas, otra gran bruja-mama-maestra apasionada de los cuentos, que se viste cada día de creatividad y entusiasmo y a la que SIPRI ya habría contratado si fuese mínimamente inteligente.
Hoy a las ocho en los aplausos del día que se han convertido en rutina y lugar de encuentro esperanzado en las calles, mi aplauso ha sido para Paula Mandarina.
Mandarina cada día nos regala de manera generosa un bálsamo, una medicina imprescindible, ella sabe que nuestra salud del alma es tan importante como la del cuerpo y nos obsequia cada día la pócima de un mundo mágico y la medicina de la imaginación, .
Y por eso hoy, en mi nombre y en el de todas las niñas y niños a los que acaricia con su voz cada día, va mi aplauso largo y sonoro que espero le llegue en forma de abrazos de colores.




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